lunes, 14 de diciembre de 2009

¿Niños medicados o instituciones dormidas?

Cada día los medios de comunicación tienen que recurrir a nuevos métodos para ampliar sus audiencias y así, el pasado día 6 de octubre RTVE, en su programa Documentos TV, emitió un documental sobre «niños medicados» el cual, aunque no desacertado en su planteamiento, sin embargo la publicidad previa con la que se anunció fue, a mi juicio, un tanto exagerada y alarmante, sobre todo para aquellos padres con hijos afectados de TDAH (Trastorno por Déficit de Atención e Hiperactividad) que están recibiendo medicación.

No negamos que el programa en sí estuviera acertado, es cierto todo de lo que se informó; existen casos de niños/niñas que ya no saben que hacer con ellos; existen casos que en un diagnóstico previo se les diagnostica de TDAH cuando en realidad son niños con otras patologías; existen casos de niños/ niñas que quieran cortar el cuello a los padres y si no, recordemos en España el caso del joven de la catana; existen casos de niños/niñas suicidas; existen casos de profesionales de la salud y la educación con conocimientos limitados sobre la salud mental de los niños; existen casos de profesionales que fallan en el diagnostico; en definitiva, existen casos similares a los que informaron en el programa, pero su publicidad previa dio pie a confusión sobre los trastornos que se iban a analizar, al tratar conjuntamente dos patologías diferenciadas, en cuanto a problemática y tratamiento, como son el TDAH y el Trastorno Bipolar.
En temas tan delicados como la salud mental infantil y juvenil debemos animar a los medios a que informen de forma rigurosa y objetiva con el apoyo de datos y evidencias científicas, sin generalizar.
Pero debiéramos profundizar más y no quedarnos en la alarma social que haya podido despertar el programa de «niños medicados». Debiéramos profundizar más en que hacen nuestras Instituciones, nuestros gobernantes, nuestros políticos, para frenar estos casos, pues por regla general y salvo excepciones, todo lo que se hace es por iniciativa y reclamación de los familiares de afectados.
Es por ello conveniente plantearse ¿dónde están los responsables de Educación cuando un niño fracasa escolarmente y no se preguntan el por qué?; ¿dónde están los responsables de Sanidad cuando no ponen los medios necesarios a las unidades de salud mental infanto-juvenil?.
Es claro que los profesionales, tanto de Educación como de Sanidad o Servicios Sociales que trabajan para los distintos estamentos, a pesar de su buena voluntad, no son perfectos, nadie es perfecto, razón de más para que nuestras Instituciones redoblen esfuerzos para prestarles las ayudas necesarias para que puedan desarrollar con eficacia su trabajo, ya que si los colegios no tienen los Equipos de Orientación necesarios para detectar y atender simples trastornos de aprendizaje, ¿como van a poder detectar y atender problemas más serios como son los trastornos que tienen que ver con la mente? Si los profesionales de la salud mental están escasos de medios, ¿como van a atender con eficacia a los niños y niñas que pasan por sus consultas?
¿Son suficientes 15 minutos al mes de atención psiquiátrica o psicológica para atender y seguir la evolución de niños con cualquier tipo de trastorno? Y a los padres, ¿Quién atiende y hace un seguimiento de los padres?
Es por ello fundamental establecer una adecuada coordinación entre Educación, Sanidad, Servicios Sociales y familiares de los afectados, con los adecuados protocolos oficiales a seguir, para el tratamiento de un niño que padezca algún trastorno que no sea visible, pero que cuente con el correspondiente diagnostico clínico, como es el caso de los niños y niñas con TDAH o cualquier otro trastorno, insisto, invisible. Ello permitiría prevenir consecuencias, en muchos casos, evitables, como algunas de las que por su resonancia han ocupado recientemente los medios de comunicación.
Hay muchos casos de niños que o bien por su Déficit de Atención, con y sin hiperactividad, o un sin fin de trastornos más, requieren para su tratamiento de medicación, pero ¿dónde están los tratamientos cognitivos-conductuales de apoyo a esa medicación?
Si España, en este campo de la educación y salud mental infantil y juvenil, está muy distanciada aún con respecto a muchos países de nuestro entorno no es mejor, ni mucho menos, nuestra situación a nivel Autonómico.
En definitiva, es preciso apostar por la Educación y la Salud, y dentro de ésta con especial referencia a la relacionada con la mente, de los niños y adolescentes de nuestra sociedad, pues ellos son la base del futuro.
No nos quedemos atrás, como en otras áreas, pues si todo es importante, podemos vivir sin olimpiadas, sin edificios magníficos diseñados por los más prestigiosos arquitectos, sin eventos millonarios y sin una interminable lista de gastos innecesarios o prescindibles, pero hoy en día no podemos vivir, no debemos vivir, sin una atención educativa, sanitaria y social de calidad.
Yo les pido a las Instituciones, desde la modestia de la Fundación que presido, que lideren e impulsen los programas relacionados con esta importante materia y nos presten su ayuda, no solo material, que también por imprescindible, si no, y muy especialmente, nos muestren su comprensión y apoyo emocional a cuantos trabajamos en este campo, tan extraño e incomprendido para muchos pero tan fundamental para el futuro de muchos jóvenes y para la estabilidad y bienestar de otras tantas familias. (El diario montañés)

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